Existen dos tratamientos posibles para un embarazo ectópico:
administración de medicamentos (metotrexato) o cirugía.
Si el médico cree que no existe riesgo de ruptura y el embrión es
pequeño (menor de 4 centímetros) puede administrar a la mujer
metotrexato, que sirve para detener el crecimiento celular; el embrión
muere y es absorbido por el cuerpo en unas semanas.
Si la trompa de Falopio no se ha roto (normalmente
el embarazo ectópico se diagnostica en las primeras ocho semanas, antes
de que la trompa se rompa), también se puede extraer el embrión mediante
laparotomía (cirugía para abrir y explorar el abdomen) o
laparoscopia
(es menos traumática para la paciente y requiere de una estancia menor
en el hospital, por lo que suele ser la técnica elegida siempre que sea
posible).
Si hay rotura y sangrado interno, la mujer puede presentar un
shock hipovolémico
acompañado de dolor abdominal agudo. En este caso la intervención
quirúrgica es urgente para detener la pérdida de sangre, extirpar el
embrión, y reparar los daños causados en los órganos afectados. En
ocasiones, el médico tendrá que extraer también la trompa.
Prevención del embarazo ectópico
La mayoría de los embarazos ectópicos (alrededor del 95%) se sitúan
en las trompas de Falopio. La prevención, por tanto, se centra en tomar
medidas para proteger las trompas, como:
evitar los factores de riesgo de la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) y de cualquier enfermedad de transmisión sexual (ETS).
En caso de contraer cualquier enfermedad de este tipo, se debe realizar
el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado de las mismas.
0 Comments