1. El Misionero es una de las posiciones para el sexo más románticas e íntimas que existen, pues permite un contacto físico total entre ambos. El chico se sitúa encima de la chica quien debe estar tumbada boca arriba con las piernas más o menos abiertas. Para no dejar todo su peso sobre la chica, él debe apoyarse en sus codos y rodillas y colocando sus piernas entre los muslos de ella, podrá iniciar la penetración.
Imagen: kamasutra.ms

2. A pesar de que no es una de las posturas sexuales que más placer pueden dar a la chica, si el chico adopta un buen ángulo es posible disfrutar de una deliciosa estimulación vaginal y del punto G. Para potenciar el placer, ella debe encontrar el punto que le proporcione un mayor contacto entre su clítoris y el pubis de su pareja o compañero. Pero, ¿cómo lograrlo? Muy sencillo, la mejor forma es flexionando las piernas, llevando las rodillas hacia sus hombros o envolviendo al chico con las piernas, situándolas por detrás de su espalda.
3. En esta postura, el chico es quien marca el ritmo de la penetración, así como la intensidad y la inclinación del pene. El total control durante el coito por parte de él es lo que hace que sea una magnífica posición para penes grandes, consiguiendo que ambos disfruten plenamente y que el coito no se vea interrumpido por las molestias que la chica pueda sentir.
4. Al ser una posición cara a cara, una de las grandes ventajas de la postura sexual de El Misionero es que permite la cercanía de los rostros, ideal para acompañar el placer del coito con besos intensos o suaves, caricias, miradas y el susurro de palabras sugerentes que aviven la pasión del encuentro. Por ello, El Misionero es una de las mejores posiciones para la sexual y disfrutar de una primera vez especial y romántica.
5. La libertad de movimiento de las manos es otro de los puntos fuertes de esta clásica posición. No deben limitarse, ella puede tocar y agarrar los glúteos del chico, estimular su ano, acariciar su espalda, etc. y él frotar el clítoris de la chica, acariciar sus senos o tomar con fuerza sus nalgas para penetrarla más profundamente. Además, es posible intensificar el placer y la fricción durante el coito si ambos cierran un poco más las piernas. ¡Todo es cuestión de experimentar y dejarse llevar!
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